
Estamos cansados de coches iguales, repetitivos, conceptualmente
constantes. Y es que los fabricantes se han ido globalizando, y lo que
antes se amortizaba en pocas unidades se ha convertido en una guerra de
épicas inversiones, donde hay que vender centenares de miles de unidades
de un modelo concreto para poder recuperar la carne puesta en el
asador, no sólo en la ingeniería del vehículo, sino también en la
creación de la factoría, la robótica,...